jueves, 20 de diciembre de 2012

El día ilusión

Calles sonoras, rumores de caídas violentas de metal,
así empiezan todos los cuentos de la noche,
nada tiene que decir la boca negra del cielo,
que nos raspa con su presencia blanca,
testaruda y contrastante con la noche.
Sexo ajeno que rodea las mentes de las mujeres,
encerradas, hartas del ámbar único.
Silenciosas, siempre con los ojos en blanco,
siempre preguntando cosas,
siempre arrastrándome a la fuerza a su mundo,
que, a veces como ella, es sólo silencio.
Motores que vuelven de vez en cuando.
Vibración nocturna,
apresurada, presión,
viniste a traer el miedo.
Viniste a recordarme la realidad,
te odié por eso.
Encierro negro de frío,
Diciembre, final de finales,
vida lengua de víbora,
nacimiento blanco donde el gato vuela mientras el perro se arrastra.
Nuevas voces que todo lo explican,
nuevos movimientos narrados por hombres
que aparecen,
primero en la mente,
un poco después durante el día.
Las palabras de mujer no siempre significan mucho,
a veces son como juegos sin fin.
Desaparecen por nosotros las palabras,
estamos casi durmiendo entre el cazador y la presa,
buscando temas para crecer,
para amanecer más grandes
con la piel atigrada,
como semillas de marihuana.
Pláticas de mujer
quiebran las piedras que al amanecer aún están mojadas.
Son un río sus cabezas al final de la última noche,
drástico lo morado del cielo,
lo azul marino del frío.

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Noche blanca

El perro blanco come flores
que nacen del día blanco donde también naciste tú,
entre los gatos, entre las semillas de flor.
Ahora los corajes se borran,
las mal interpretaciones se evitan,
los silencios se mal interpretan.
Nadie se conoce bien y eso que todos somos iguales,
somos ciegos ante el parecido,
nos deslumbran las diferencias.
Noche blanca tragas perros blancos,
locuras café.
Mírame sin esa sangre en los ojos,
olvida todo mal trato,
ven duerme conmigo como el gato,
que escucha en el baile de tus dedos
su oportunidad para adherirse de una vez por todas a la inteligencia,
que no entiende,
que solo ve y escucha,
el interés en lo bidimensional,
se guarda ahí algo mucho más complejo que tres dimensiones.
Solo con los dedos hablamos,
ya no entre nosotros,
sino ante seres que realmente no existen,
seres que están muy lejos de aquí,
lejos dentro de aquel negro frío,
profundos en la distancia,
atrapados por metales imaginarios,
que rompen la piel en colores,
odio amarillo de calor,
que realmente en nada malo se manifiesta.
Solo dedos y dedos veloces,
palabras probablemente innecesarias,
nada que haga falta decir,
solo esperar tristemente la nada,
el plan del universo,
la psicodelia dentro del te más ligero.
Busco parte de su tiempo,
busco incluirme en la función,
lleno de miedo, acostumbrado a lo patético.

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Dolor de cabeza bajo luna con forma de anillo


Un especialista revisa las bocas de desconocidos
para encontrar en ellas una oportunidad.
Sus palabras se vuelven más lentas con los años,
va perdiendo su credibilidad,
al contrario de lo que pudiera creerse.
Quizás detrás de este eco físico
se encuentra la metáfora de una puerta,
pequeña entrada a la gran roca,
donde se sueñan todas las cosas que se quieren,
todas esas cosas que ya se tienen.
Dejan todos de romper lo que estaban rompiendo
para ordenar algo una vez a la semana,
casi siempre algo que no es importante.
Salvia impostora,
has hecho que a todos los peatones se les vea la boca más grande,
has escapado del mundo de los sueños.
Has vuelto a la vida de los vivos por un poco de café,
ya traes el pelo bien largo,
y las uñas ya casi desaparecen
y aquí ya casi nadie se acuerda de ti.
Sólo aquí Cristo cree que comes,
en otras partes Cristo cree otras cosas,
en cada lugar Cristo tiene una mamá.
En este caso, es nuestro vínculo más secreto.
Ya dijeron las voces de los poetas:
anuncios perdidos en medio de la ciudad,
vieja y amarilla a la orilla del campo.
Ciudad enfrente del desierto
donde nacieron los otros versos malditos,
molestos ruidosos,
sucios, cortados.
No tiene caso que espere,
en el sueño estará mi arte
y aún allá conmigo,
esta duda que también aquí está.

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Cerro

Se sale de la ciudad,
por la última calle,
lo último que se ve son los niños,
sus huellas.
Lo primero que se ve, las liebres huyendo ya.
Las mulas amarradas,
algunos alambres de púas,
no son nada extraño.
Extraño que llores al caer de los barrancos,
que llores cuando creas que te abandono.
Los encinos totalmente oscuros,
con muchos tipos de hongos,
ninguno alucinógeno.
Solo una persona ha ido.
Solo ella y la espectacular lluvia del sol,
que muy escasa llega entre el techo de hojas.
Hongos blancos gigantes que revientan,
arañas que nunca están,
¿Dónde están todos los animales?
¿Por qué hay tan poquitos animales?
¿Por qué nadie está en esta hermosa luz?
¿Por qué está abandonado?
Solo llegan los días y las vacas
a ver que nunca nada cambia.
Cuerpo de animal que trae con sigo el miedo de animal,
el frío y el calor se convierten uno en otro rápidamente.
Aparece el sendero
escondido entre unas matas.
Es en verdad un no tan corto camino.
Se acaba la hierba,
el suelo es solo piedra anaranjada,
piedra vieja del Oeste,
piedra de cañón,
más piedra que tierra,
sólo piedra de hecho.
En el mismo lugar siempre ataca el cuervo,
me recuerdo para combatirlo sin marearme,
sin rodar miles de metros hasta el suelo,
sin recorrer la espinosa superficie inclinada.
Vuela en línea recta hacia mí, gritando con todas sus fuerzas.
Después de todo, mis violencias resultan ser más fuertes.
Más que sus altísimos gritos,
que nunca son tan altos como los del halcón,
vuela más alto y más rápido,
es el dios de aquí,
dios que gobernaba aquí en el pasado,
dios de oro, con oro, del aire,
te dejo caer en donde estás.

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Primer estridentismo

Químicos se discuten por las venas de la comunidad
y las víboras serpentean frente a él,
hacia allá ,
hacia él.
Luz frente a luz frente a luz,
triángulo de luz,
en silencio, único y solo vivido por mi.
Baile eterno de luces, siempre soy yo tu espectador,
el que perdió el sobre valorado don del habla.
Triángulo de salvia impostora.
Que momento tan tres cosas:
tan universal, tan equis y tan divino.
Las canciones de los perros penetran la luz blanca,
la más fuerte de todas.
¿Qué eres tú, presente, que siempre te reconozco?
¿Qué eres, que siempre te quedas un segundo más allá?
Eres la vida mía y de mis amigos, de todas las especies,
todos los tipos de organizaciones.
Acomodamientos espontáneos que suelen ocurrir pero que no son tan comunes.
No te detengas a ver la luz,
sigue correteando al sol para que nada cambie.
Que siga la luz sobre la piel de todos,
que brille el sol sobre todas las cabezas.
Todos los encierros se encuentran encerrados
¿Quién se preguntará por ellos?
¿Quién fingirá que le importa?
En estas calles de piedra ya se perdieron todas las razones,
las mató el gris,
solo se puede ver de ellos un pequeño humo negro.
Es cierto que todos somos movimiento entre las piedras,
acelerado para comprender mejor la forma,
esta nueva forma de sexo de árboles,
triangular.
Vuelve el gato de la pelea de sus sueños,
llegaron sin que nadie se lo esperara,
todos, todos los seres se acercan,
buscan la humanidad.
Azul patentado, solo faltas tú,
tu y esa niña que quien sabe que está haciendo,
recurrencias de luz.

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sábado, 1 de diciembre de 2012

Semana santa

En el otro lado del sol,
el que ahorita no vemos
donde se quema el silencio
donde el silencio quema,
ahí donde ns imaginamos,
cada misterio es una duda.

Cada enigma es una interpretación,
cada verso es una posible condena.

La piel quemada,
la noche imposible, dulce, carnosa.
Minutos comprometidos con el verano,
ilusionados con el sueño del escape,
la travesura que ocurre entre las semillas y sus pequeñas sombras.


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Cerro

Empieza el plano y el arroyo,
las ramas lentas de renacimientos del pasado,
que peor que un sueño vuelve y se hace inmortal.
El movimiento se perfeccionó a si mismo,
solo no debió haber tenido nombre,
no debió haber nacido,
no debió haber visto la borrosa luz.

Espíritu sónico de música,
he guardado uno de tus respiros,
antes de que volvieras dioses a los changos.

Que al final, después de la última piedra anaranjada,
fósil,
ya no enfadan los pájaros,
depredadores de la última piedra anaranjada,
fósil.

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Día morado

Hablaste y creí que era cierto,
mi trama se cayó por completo,
mi círculo ha quedado expuesto,
inmóvil en el escenario.

Solo por un empático momento...

El día es el río de quien habla,
los hechos son los ruidos por donde se mueven las cosas.
Más las abstractas.

Así es el camino y las cosas se esperaban exactamente así.
Pero si buscar mas, no cinco veces más, ¡Mil veces más!

Ambiente perfecto.
Nada detiene al río de cosas en su cumpleaños.
Continúa el río fluyendo.
Las rocas grandes no lo detienen por mas reales que sean.

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El malentendido educado

Egoísta, te perdiste mi manzana verde,
no entendí por qué no me levantaste.
Jamás te enteraste de la fama de mi gato,
de sus fotos amarillas,
de sus regulares desenfoques.

Quizás solo hiciste lo mejor que pudiste,
quizás hiciste todo por mi,
por no herirme en estos exagerados contrastes,
en los que ves de mañana y llegas de noche,
con tus ojos luz de luna,
que me ven caminando entre los cerros y me ignoran,
tu forma correcta es la explicación que te exonera.

Hablo mal de ti a tus espaldas
mientras te escucho y tu no me ves,
mientras te ignoro antes de dormir.
Tendré un sueño lúcido hoy.

Arriba de todo lo que no pasó.
Lo que no nació se quedó dormido.
Toda la imagen que surgió,
que se arrimó para evitar el frío pre revolucionario.

El silencio parece que ya se va,
se ha llevado sus tardes cerradas,
ha dejado las calles abiertas para que recorramos una cada día.

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