Todas las nociones son sólo un cuerpo.
Todo es una manta negra.
Historia insoñable.

La luz lo detiene todo por su vanidad, si algo la supera, simplemente detiene el tiempo.

Se alejaron tanto las estrellas que ya no se alcanzan a ver ,
cada una es luz única,
todas juran ser la última soledad,
el último dios de luz que quedo prendido.

No como antes, que los soles eran hermanos en familias espirales inmensas.

Es un día tan oscuro que parece el útlimo día del mundo. Todos duermen como si fuera de noche. Los ruidos de las naves espaciales los arrullan, los inflan de orgullo, les muestran la importancia del presente que les toco vivir. Que importa lo que hagan o lo que digan si no les queda mucho tiempo de vida. Estan viviendo el final de su historia y lo saben. Algunos cantan por última vez. Todos se despiden, todos intentan salvarse a su manera. Todos al huir en la oscurdad parecen viento. Sólo se escuchan por ahi, rompiendose la piel por caminar entre las ramas. Ya va a amanecer, ya es hora de dormir.

Tus orillas desaparecen en voz baja, cantando quedito y con una tristeza universal. Canciones que aun se escuchaban entre los interminables campos de máquinas que sobreviven entre las canciones que se convierten en una frecuencia exzacta y nombrable , pero de un volumen demasiado bajo , que vibraba con actitud de perseguidor. Ecos mezclándose harmonicamente.

En silencio empezó el universo, recién llegado de un final, triste por tener que vivir otra vez el mismo comienzo infinito. Se perdió a veces por eternidades, en galaxias femeninas llenas de luz blanca, la lúz más eléctrica, llena de curvas y de lineas naturales que se unen para siempre en algo que no tiene fin.

Las paredes se hav vuelto a manifestar conteniendo a los mismos seres con tiempos cada vez más grandes, eco del suceso, que sueña que canta, que florece con claridad. Dejan de temerle al día siguiente, abrazan la ignorancia del futuro. Inventan ciertos puntos fantasmas, débiles, muy inciertos, imposibles por muchas cosas.

Una estrella negra gigante viaja dentro de un mar enorme, cantando con la voz más dulce de todas, las palabras mas suaves de todas, sin principio ni final. Vocales siempre ancladas en la realidad, a veces hasta los ácidos de los soles. Sólo parpadea la luz rápidamente, todo vive y muere en ese momento.