Rezo a quien corresponda

El temblor infalible de la incertidumbre no es cosa fácil en el aguacero de la noche. Los rezos a dioses paganos no alcanzan la tranquilidad. Pedirle a la luna que no deje llegar al día, parece no ser suficiente. Tendré que mover el espacio yo mismo. Tendré que hacer girar la Tierra a pasos. Tendré que degradar a los dioses celestes y acudir a los mamíferos, que si no son infalibles, al menos pasan por millones frente a mi. Alguno de ellos me dirá que si y me llevará en su veloz desliz hasta el negro espacio que ocupa el sol en el centro de todo.

Segundo completo

Voz de piedra, ácido suave y dulce. Recuerdo la propiedad del destino, concsiente de la mirada, haciendo caminos para mi.

Silencios de vacíos absolutos.

Satori constante

Satori constante,
coqueteas con la eternidad,
rumor de un pasado ancestral,
hilo único conductor hacia todos los momentos.
Tiempo enamorado de si mismo
que gira buscando su propia imagen.

El último cadáver

Morí de repente, dejé todo donde estaba.

Vuelve aunque sea de noche,
al mismo ritmo,
al tiempo nunca,
a la ventana que va directo hacia el universo.

Te vi de lejos,
no estabas, no eras,
dejaste de respirar mi aroma.

Me engaño a mi misma.
La luna ya no me reflejaba.

Polvo de luz,
lo último hermoso que queda.
Partículas de luz invisible.

El momento exacto

Sale el sol antes de que termine la noche. Agarra camino mientras casi nadie lo espera. Tiene tiempo suficiente y además cuenta con un plan: perseguir el Oeste como siempre.

Esta vez la luz llegará más lejos. Le sacará la vuelta a las ciudades. Esperará y descansará bajo las sombras.

Y eso es todo, el momento exacto explota solo.