Hablar sin parar
Hablar
sin parar, nunca dejar de decir nada, hablando seguido entre el burbujear de la
comida, lento entre las peleas, dudas y preguntas, opciones aceleradas,
pláticas aceleradas en el zumbar de la velocidad universal. Escribir. Escribir,
no decir nada, decirlo todo, siempre de la peor manera, de la manera más
simple. Locura enterrada, oscuridad temida y envidiada. Coraje veloz es bueno,
es bueno.
Los
pájaros son los más aptos para hablar, por eso son los que cantan más bonito.
Me los como ya muertos, ya muertos me como sus canciones. Yo a ni uno mato, a
ninguno. Estoy desubicado en la sociedad, no sé cómo organizarla, no tengo
idea.
Filosofía,
no creí que estuviera tan dividida. Engels, la claridad humana, el Cómo
tranquilo, la idea después de la muerte nadando en un río helado.
Escuela
de caballeritos, decentes, pulcros, jamás abandonados. Error surrealista super
caliente. ¿algo irá a pasar?, algo descompuesto, loco, sin nada que decir en la
eternidad de la palabra, ya dije todo lo que se me puede ocurrir, ya no se me
puede ocurrir más, ¿con tan poco ya lo abarqué todo? ¿si? Todo fue tan poco,
que poco. Sólo sis repetitivos, si si si, dulce, tibio, sexo, si, si , si,
ahorrar, ahorrar, ahora si, procurar la acumulación de la misma manera que se
procura la hierba, la flor, mejor dicho. La Flor.
Sírvaseme
vino para despedirme de todos los iluminados que estas líneas sin bacilar
encandilan.
Etiquetas: Radio Madrugada II
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