domingo, 2 de febrero de 2014

escondido



Está escondido detrás de las calles el misterio inútil del encuentro. Todas las líneas y ángulos rectos confabulan clásicamente, todos los tiempos se entienden. Ahora nos vemos y no nos decimos nada, sólo vemos si nos vemos. Nunca volteamos en el momento indicado, jamás escogemos el mismo instante. Sólo es la mitad del viaje y las piernas se entorpecen, se enchuecan, el andar se vuelve errante y en ese segundo único sólo tuve tiempo para una sola cobardía y la cometí. Ya era demasiado tarde y la noche prematura me hacía ver aun peor. La semioscuridad me hacía parecer olvidadizo, irresponsable, inconsciente, egoísta… La banqueta no termina nunca, en su longitud se encuentran todos los satoris.

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