martes, 14 de diciembre de 2010

Ya no caminas por el desierto ni cuando hay nubes

Ya no caminas por el desierto ni cuando hay nubes
te escondes dentro de tus huesos de queso.
Viste que llovía un poco y no saliste a saludar a los cactus.
Enfermera de las plantas que lejos estas de ti.
Que lejos estás de tu olor escondido entre las personas,
que lejos estás ahora de ser ese enchiloso misterio.
¿Donde quedó ese fuerte campo valiente frente a las cuchillas?
Ese deseo construido por los no con poquitos si.

¿Donde está ahora ese nuevo sabor?
¿Ya sabré yo a esa alcalinidad orgánica?
Me robé ese sabor de otra lengua y lo amarré solo a la mía con una cuerda hecha de azúcar intensísimo,
de saliva bien colocada de manos atentas.
Ya los versos cambiaron por bailes de dedo.
Los versos ahora los cargo en mi espalda.

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