martes, 28 de diciembre de 2010

Reconociendo la fuente (primera parte)


Tu sonrisa es el mismo si de la mañana,
es el camino abierto en las planicies inmensamente azules que nos abrazan con sus abrazos gigantes.
Es una amenaza que anuncia un día dorado.
Si, si ,puro si.
Come tiempo el tiempo sobre tu ausencia,
toma energía del agua caliente que habita en su universo.
Agua que dice adiós al pasado y que deja abierta las puertas por donde entran las ganas de hacer, de ver.
Con la preocupación de una mordida en las vías que heladas nos llevan directo hacia el perro verde, moreno, traidor, tonto, pinchi tonto...
Se quieren quedar dormidas las montañas sobre los caminos y sus posibilidades,
quiere matar ese amor celoso.
No dejan sus palabras rosas y enfermas que fluya el humo por las calles ciegas de tierra.
Las paredes de humanos quieren caer y aplastar algo más que a ellos mismos,
hacen su propia justicia al caer,
enmudecen sin pensar. ...
Mi espíritu es una máquina de nubes bajo el sol,
bajo el azul del cielo iluminadísimo,
desahogándonos despacio entre la arena amarilla y sus miradas tranquilas,
serias,
más sabias de lo que se imaginan.
Mi espíritu se recuesta ahogado de luz,
excelente pero distante,
con una última misión: llevar una tortuga a su madre para dejarla tranquila,
al fin que somos un monstruo griego,
caminemos pues por aquí por donde empieza el camino en estos cuadros llenos de sol.
La idea de montar una ballena para recorrer una parte del desierto crece en un charco eterno de un patio sombreado.
Llegan las planicies,
la bandera gigante de Jodorowsky,

la estrella eterna,
la bola.

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1 comentarios:

Anonymous Seri ha dicho...

aveces el resultado es nada

28 de diciembre de 2010, 19:28  

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