Que la lluvia de arena fresca lo cubra todo
Que la lluvia de arena fresca lo cubra todo.
Que la nariz sea un volcán que acechó humanos antiguos.
Que se vaya la voz por sus ríos de aire favoritos.
Se tu propia primavera.
Generemos cada uno nuestras propias hojas.
Quedémonos callados, cada uno con su propia piedra,
la tuya morada y la mía blanca.
Un árbol viejo se cae,
se envuelve con piedras harto de buscar al sol.
Etiquetas: Dios es obvio 2
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