lunes, 17 de febrero de 2014

No se para que quieres arañas



No se para que quieres arañas, no sé para qué mencionas tu ropa y la cantidad de billetes, no sé para qué comentas la manera en que viajas, eres tan mal poeta como yo, eres también sólo tinta derramada universalmente en el interior. Eres lo que no sabe que sigue. Verso confesional con voz que pierde, se interrumpe y escapa, se esconde detrás de pianos, detrás del eterno misterio de la palabra perdida. Se terminaron en ti y en mí la necesidad de decir cosas en voz baja ente las multitudes. No salgo de las ideas ni de su universal formato. No tengo nada que decirle a otro humano. El interior ha dejado de ser público.

Entra el frío por la puerta. Pasan más animales que gente. Como si los humanos no fueran animales. A veces. Entra el frío por la ventana y su cortina abierta. Frío de Domingo, todos ocupados desocupados.

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