jueves, 20 de febrero de 2014

Luz blanca de México

Las últimas horas en la planicie alfombrada de flores.
Últimos momentos en la playa fría que nunca vi.

Sus fósiles no tienen nada que decir.
Basura.
Gente de carretera,
en su vida los kilómetros son muy poca cosa,
para todos ellos la distancia es cosa de niños.
A todos, su estanque les queda chico.
A ningún cabrón le duelen nunca los huesos.

Arena,
caminos entre campos.

Alfombra hecha de tu alma,
de tu casa escondida en los secretos del futuro.
En medio de la nada,
entre los caminos clásicos de polvo viejo,
entre las fresas y las frambuesas.

Este sueño se acaba.
Yo ya me voy a casa.

EL hijo negro de Quetzaltcoatl
que te roba a tu mujer en cuanto cierras los ojos.
Quetzaltcoatl de pelo largo,
digno de todos los tiempos.

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