Un par de leyendas
Sorpresa que llovió de una nube caliente.
Cama del desierto la noche duerme en ti.
Haces almohadas bajo la sombra de un San Pedro gigante,
fresca entre sus estrellas
y el cactus tibio entre las tuyas.
Así manejo la distancia,
con la música de tus acciones,
tus calles todavía claras,
todavía calientes en agosto.
Tus calles tienen su propia leyenda,
su propia ética.
Etiquetas: El loco de oro I
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