Parque de la Tortuga
El aire con cloro y el parque sin césped,
la incertidumbre llegaba desde las grietas del lodo.
Yo, con los nietos de los orgasmos oscilantes,
en carcajadas escandalosas,
la cara roja y tibia de la felicidad.
Nuestro arenal oculto entre todos,
siempre solos entre mexicanos.
Después de ser felices nos atoramos,
ya no sabemos más que decir
Ya no cabe el siguiente paso,
el paso que no tiene nombre.
Ese paso al que hoy le dijimos que si.
Etiquetas: El loco de oro I
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