viernes, 30 de enero de 2009

FICCIÓN LÚCIDA DE MEDIADOS DE ENERO



Todo comenzó con la tinta imaginadora
describiendo órbitas perfectas para rostros supuestos.
Centros que se vuelven hongos y planetas que se vuelven ojos.
Así se acomoda el que escucha hasta lo trivial del Universo,
se perfora las orejas con agujeros negros y blancos.

De la cabeza se escapan flores,
espirales, lenguas y ciclos lunares;;;
se pierden entre miles de clases de estrellas.
Algunas de esas estrellas se parecen mucho a las que dibujamos nosotros.

Desde allá, el cielo baja hasta una mano que sube incompleta
cargando suelo, techo y paredes
seguramente hasta la singularidad más cercana.
El viaje dobla entero al Universo,
lo convierte, durante un tiempo indefinible,
en un fluir de orden indescriptible
que va y termina en otras galaxias.

Se presetan atomos nuevos
casi con la misma cara,
con ojos que entienden un mismo Universo.

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