sábado, 6 de noviembre de 2010

Lo mismo, progresivo, diario y obsesión azteca


Estos dulces ilusiones que recuerdan piedras espaciales intentan mantenerme despierto,
concentrado,
me había olvidado un poco,
casi desaparecido en mis conclusiones.
Concentrado en todo tipo de arte que en toda la tarde no avanzó ningún trazo,
ningún verso,
ninguna canción.
Todo el día giró musical,
ligero, madera, polvo fino y limpio.
Empecé a ver la belleza en las fotos,
las sombras que se abrazaban inseparablemente de los guindas que se creían la gran cosa dentro del cuadro.
Es el momento perfecto,
por eso me mantengo despierto con azúcar.
No avanzo pero cuanto aprendo en estos sillones bajos,
melódicos, aquí descansan las guitarras. Una década perdido en la imagen de la música. Ya no hay ondas casi,
solo las borrosas quedan,
las que raspan.
El jazz que se fue por un mal camino,
jazz de malas camisas,
camisas que traen buenos recuerdos,
recuerdos del año en que se inventó el universo.

Los items en fila recorren los sueños con los colores primarios,
puros, útiles.
ya no confío en esta computadora,
cualquier minuto se muere y se lleva todo con ella.
¿Dónde se guarda la información de las computadoras que desaparecen?
Donde mismo que las almas humanas.
El punto es que ya no vuelve.

Necesito sembrar un cuaderno donde pueda apuntar absolutamente todo.
Cualquier paso del tiempo.
Cualquier nombre de canción.
¿Cómo empiezo?
¿Qué hago ahorita?
¿Dormir?
Soñar.
Cielos sobre arboles de limón,
poder que sale de las manos.
Tengo sueño,
adios rey poeta,
me boy a buscar nuevas calles que recordar,
ojalá recuerde que solo es un sueño,
ojalá me de cuenta de que toda la tierra es un segundo de sangre.
Muertos somos el lodo.

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1 comentarios:

Anonymous Seri ha dicho...

Aveces se boltea el corazón
la búsqueda de lo eterno no es siempre sana
como si come gusano del mar el cielo.

6 de noviembre de 2010, 8:50  

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