Dos montañas como de China
Lagos ultrasalados que reflejan la estrella cuadrada.
Cada uno en su propia cima,
blanco y desierto
con solo el olor de mis 13 árboles negros.
Hace frío en este misterio.
Ahí abajo el morado es una promesa de nuevas preguntas
preguntas más grandes.
Es un pequeño capricho,
algunas lunas ni lo conocen.
Cuando escribía una poesía se derrumbó.
Etiquetas: El loco de oro II
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