sábado, 21 de agosto de 2010

La curva que hizo que tronara (cadáver exquisito de Felipe y Herandy, Junio 2010)

Aún con los ojos cerrados la luz se duerme dentro de mi

como el palo chueco que llegó junto con esa sonrisa en la mañana

libre de tiempo, revisando los compromisos de la noche, los de la tarde y los de la mañana, confundiéndolos

dejando a los cerdos, a los rinocerontes. Ya esta vez sin un solo ritual, ni baile, ni cena de humanos, ahora nos comemos el polvo

el mismo polvo que llueve y nos avisa donde cae. Arruina engranajes y los hace brincar hacia los ojos

el mismo que te separó de algo que murió hace algún tiempo. Los hombres calvos renacen

Sus pies fríos en la mañana despiertan en una ciudad ya ocupada y corajuda

muerta ya desde que se sintió fría. Algún día se miró en la tierra caliente junto a las luces que entraban despistadamente, a veces temblorosa cuando el parque se volvió más pesado

con los ruidos de los niños y los trenes que reventaban almas, solo el viento era el único serio

Hoy falleció la muerte como todos los días, siempre se vuelve el todo , entre la luz y el animal, el lo manda , se vuelve el jefe, y también el que crea se vuelve responsable

¡Las veladoras al Orden! ¡Las veladoras al Orden de la tribu de las Lineas Rectas! Lo malo que las flores no hacen pirámides

puras formas artificiales. Lo universal está terminándose, se determina pura vida muerta. Puro cactus , pura espina. Puro animal cuernudo.



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