martes, 2 de abril de 2013

Inmediatamente después del vortex

El vuelo de tu voz que cuenta historias de amor y sexo,
descripciones de espacios humanos que desaparecen en el interior,
solos todos bajo el sol,
todos solos entre los libros,
entre las puntas de lápices que se debilitan.

No se escuchar tus pasos,
 ni la voz de nadie más,
solo historias que no son historias,
solo mentiras antes de dormir.

A tu silencio había olvidado añadir los colores,
las miradas científicas.

Ya no deberías estar aquí
deberías estar buscando las luces escondidas,
mientras puedas, mientras sea de día.

Un brillante día como este
muy azul y muy amarillo
que parece no querer terminar nunca,
días para recordar durante mil años.

Despertar perfecto,
oscuro por las ansias de la ambición.
Ayudándome a mi mismo para llegar al mar helado,
a la piedra de playas
donde la vida aguanta durante el día en sus piscinas solares.

La fuerza del Quetzatcoatl requier fuerza,
firmeza,
sobre todo en este brillante día que es suyo,
que llegó ardiendo para él,
para nadie más, solo para él.

Solecito que no te distraiga la Luna con su noche de día.
Tu nada más eres la luz,
nada más tu eres el ser,
sin sueños de día.

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