Un pasillo tangente
Un pasillo tangente que un viejo espejo me dio, yo por ver sus cuentos ni siquiera me di cuenta de que estábamos en la luna, bailando y haciendo música con las piedras, ladrando como piedras: solo por un instante en toda la eternidad... Debajo del mar no se trata de ver, es la piel y el alrededor lo que cuenta, el cambio en el ritmo, la desaparición, la aparición de risas más grandes. Se dejan extrañar un minuto y regresan, primero con pasos lentos y luego con pasos rápidos muy cortos. Hasta que te despierta lo suficiente y se estrella para volverse una estrella.
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