sábado, 27 de noviembre de 2010

Un pasillo tangente

Un pasillo tangente que un viejo espejo me dio, yo por ver sus cuentos ni siquiera me di cuenta de que estábamos en la luna, bailando y haciendo música con las piedras, ladrando como piedras: solo por un instante en toda la eternidad... Debajo del mar no se trata de ver, es la piel y el alrededor lo que cuenta, el cambio en el ritmo, la desaparición, la aparición de risas más grandes. Se dejan extrañar un minuto y regresan, primero con pasos lentos y luego con pasos rápidos muy cortos. Hasta que te despierta lo suficiente y se estrella para volverse una estrella.

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