miércoles, 17 de noviembre de 2010

La tinta es amarilla, única y rebelde

La tinta es amarilla, única y rebelde.
Cada cosa es una cosa en las anchas calles de un desierto poético.
Cada hecho es una rodilla o el dedo del pie del viento,
que aquí corre más recio,
en la soledad de la niña parada en el infinito.
Los perros de la calle ya andan en dos patas,
se ven hermosos cuando se acercan
hasta que desaparecen en un punto negro.
Se van por el suelo líquido, lleno de estrella, arrastrando entre todos el agua.

Oí el ruido de una mujer y voltié,
los perros desaparecieron,
se hundieron en la lluvia o reventaron en una blanca y ardiente nube.
Solo quedó el polvo volando sobre sus caminos.

El ave pequeñita atraviesa fresca el vapor del sol,
amontonado sobre el visible suelo.

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