martes, 30 de noviembre de 2010

Cierto tipo de fuerza

Dos horas en el vicio de la carne propia,
dos horas dormidas,
dos horas con forma de mujer,
dos horas que corrí dormido.
Desaparece la tarde y la mañana.
Desaparece el miedo al tiempo.
Ninguna voz ordena ni un segundo en el universo.

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