martes, 2 de marzo de 2010

Amanecer

Sin miedo a caminar bajo la cobija estelar,
llegando del sueño,
mañana estrellada,
negra y anaranjada,
mañana negra de voces,
mañana de la noche.
Dame un último sueño.

El sol seco donde estuve ahora está muy lejos
y jamás lo dejé de sentir.

No veo tus palabras,
no las espero,
las promesas blancas ya no prometen.
Toda la mañana es blanca ahora.

Aparece una hija de la estrella,
amarilla y anaranjada como los santos de su madre.
El día se hizo un buen día.

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