domingo, 6 de septiembre de 2009

Veinte veces

Quedó gris la lengua,

continuó así aún sobre la estela,

que preocupada la condujo hasta el eterno punto.

Del cual brincó en el momento exacto en que recordó su último tiempo.

Fueron los malos sabores los que durmieron y despertaron.

Despertaron veinte veces.

Mucha luz a muchas piedras,

ahora si ya se ve el camino.

Se ven un poco las horas de espina

y la noche como noche polar.

Una nueva mañana plena

también a la mitad.

Otro nuevo Sol.

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