miércoles, 2 de septiembre de 2009

La incontable inminencia

Otra vez esperándote más

rojo por el rojo que atraviesa los párpados de la casa dormida,

por cada ojo entra un color.

La sala está amarillo pero aquí yo estoy rojo.

Anaranjado, para ser sincero.

Anaranjado como tú en la apresurada imagen que te cuelga del cabello.

Presiento la aceleración de dos estrellas hasta el único punto de luz.

- Como si mis metáforas no te sonaran horribles.

¿Cómo traerla a esta oscuridad de columnas abandonadas?

Que venga a esta oscuridad de rugidos distantes que se acercan veloces.

- Intenta desaparecer y volarte

hasta que, con el rostro más claro,

puedas sentir los abrazos,

las tibias respiraciones más cerca que nunca,

la mirada acostada de la comprensión.

Mira hasta donde me has hecho llegar conmigo mismo,

¡que voces hemos alcanzado!.

En papel y en sueño,

por las artes y en secreto.

Etiquetas:

0 comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio