miércoles, 5 de marzo de 2014

En el sueño desaparecen las distancias,
el cero en cualquier dimensión es cero.

Desaparece el sol en un eclipse de 47 horas.
Un sueño olvidado justo en el momento en que desaparece,
se pierden para siempre sus letras somnolientas.

No quiero ver mi sombra.
He reaparecido en el hervir de los minerales.

Lo bueno es que el tiempo apenas comienza,
después de una noche de tranquilidad,
de químicos recuerdos,
de juventudes exquisitas que supieron correr bien por los minutos,
con sus corazones de jóvenes acelerados.

Ritmos lógicos peligrosos.
Posibilidad que instantáneamente se construye
con infinitos cerros
con infinitas plantas.

Noche sedentaria que andas por tu propia playa
con piedras que se convierten en escamas
que se vuelven redondas con el tiempo.

Fantasma de luz azul y roja,
fantasma que pisa descalza las piedras.
Perseguida por miradas nerviosas.
Giras dentro de tu propia oscuridad.

Uvas,
pequeñas piedras grises iluminadas por luz blanca.

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