Sol y sangre de máquina
De repente nace el sol de mi rostro
-No, para nada, nació el darse cuenta de la piel del momento en que la luz del sol llegó a tu cara. Ese momento justo, en este camino rápido y fácil.
Llego y veo a los locos correr
y otros locos me ven ver.
Empieza el día
la lluvia negra
sangre de máquina.
Muertas y agonizantes
pero siempre reviven.
-No, para nada, nació el darse cuenta de la piel del momento en que la luz del sol llegó a tu cara. Ese momento justo, en este camino rápido y fácil.
Llego y veo a los locos correr
y otros locos me ven ver.
Empieza el día
la lluvia negra
sangre de máquina.
Muertas y agonizantes
pero siempre reviven.
Etiquetas: Renacimientos III
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