martes, 10 de enero de 2012

Foco de panel computacional

Fuera de la casa amarilla coincidimos en un sueño, una lenta carretera fue un abrazo cada vez más y más fuerte. Tu. Tu siempre. El espejo y tu. Sorprendidos por los hábitos tercos de una viejita que ni siquiera viendo lo que vio se fue. No era el momento. Sueño de espejo dormido. Que hermoso es también no darse cuenta. Que emocionante era creer cosas. Me sedujo saber y el secreto era el misterio.

Quiero recorrer la muralla china, 50 000 km. No es difícil imaginar que tantos cuentos emergerán de ese momento. Quiero recorrer todo el pasado. Quiero viajar usando de alguna manera la luna. Luna y madera. "Maravillosamente espeluznante".

Despierto y desaparece la poesía, mentalmente, el té se empieza a calentar. Es un Domingo de viento, de millones de años de rocas deshechas. Duermen para siempre los dominios dogmáticos. Aparece la tierra vieja joven.

Despiertan los colores brillantes, la decisión automática, la historia propia, la continuación del cuento mental, el diario surrealista, el mundo hoy, ya no el que abandonó el desierto y desapareció.

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