sábado, 8 de enero de 2011

Puedo ver la felicidad en tu boca derretida

Puedo ver la felicidad en tu boca derretida,
pude verte en tu escape respiratorio.
Vi que te fuiste a buscar a la princesa sin cuello que jamás alza el vuelo.

Fuiste para no venir.
Te desdoblaste entre risas sin máscaras.

Hablas de mi mientras comes,
celebras tu libertad entre aves condescendientes.
Cada paso es un supuesto castigo,
cada segundo ciertamente lo es,
pero más es la vibra del aburrimiento que es la vibra del arrepentimiento.

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