sábado, 25 de septiembre de 2010

Película de catorce lustros

Esos ojos de víbora verde apuntan a mi,
me ruegan con su cara rara cubierta con media mano,
antes de romperse y cantar pide perdón por su silencio.
Las sombras de su rostro son un jardín contrastante,
flores negras, flores blancas y flores grises.

Viendo el brillo de esas orejas está dios en el cielo parado en un vidrio,
buscándola en las partes donde no hay techos.

Cuando sale la acosa en forma de viento,
la hace abrazar sus estatuas
que se ven con la última palabra del bosque,
cuando de repente se cerró la realidad.

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