lunes, 31 de agosto de 2009

El árbol de duraznos

Encontré un nuevo árbol,

nocturno,

que arroja duraznos.

Ya había soñado esto pero menos oscuro.

Esas miradas no eran solo mías,

los segundos me impiden confundirme.

Duró y mientras pasaba lo confirmé.

Aún cuento,

viejo y nuevo,

como el doble.

Para los duraznos no tengo nombre ni palabra.

Eso no siempre lo traigo.

Aunque dios descontaminó mi universo

no puedo escribir ciertas palabras.

Que no se arrastren más imágenes mías.

Yo.

Yo y lo de ayer.

Soy la nueva palabra.

Bajo la noche el movimiento

visto de nuevo, arrojado.

Un si divino.

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