viernes, 19 de agosto de 2016

Bebé del desierto

Hijo del día, amaneces brillante, tibio. Una flor gigante, compleja y hermosa nace de tu consciencia. Estrellas y magias lo controlan todo, llaman a la lluvia.

Caen las gotas en una sola fila. Una por una van tocando el suelo.

Llueve sobre el molesto espíritu anciano de la roca, que no pierde de vista nunca al hijo de dios.

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