miércoles, 15 de septiembre de 2010

La serpiente de día

Le ganó la luz a la imagen
y el sol corrió más lento.
Yo, con la caja de bocas en la mano
sin culpa en el cielo
sobre el cabello del viento
inesperado
rojo y verde.
Pienso en la animalía posible
se acercan los venados
aparecen por todas partes flores moradas.

La serpiente entró en la caja de las bocas
encontró un sexo dentado
ordenó a la mirada que me ve escondido entre la arena.
El oleaje de las dunas se pone rítmico,
se acelera hasta lo sónico.

En el balcón, con el cuerpo lleno de musgo, como consejo aburrido pero vital
entre las tijeras que encontraron divisiones y ramas,
ramas que cepillaban y caían sobre mi en el suelo

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