miércoles, 14 de noviembre de 2007

DETALLE SOBRE EL PLAN Y LA CIRCUNSTANCIA



En estos momentos es el tiempo
de la comunión natural
en donde se pierden los pesos
en una transición literal y gradual
que va y llega hasta la ligereza del humo.
Es la armonía neta del fluir;
el caer en el acuerdo irremediable,
ya está construido el ritmo.
A partir de aquí ya es inercia,
solo queda esperar el transcurrir
y empujar en los momentos ideales:
trabajo de una lengua calculadora
que conoce la practica del silencio.
La luz se presenta ante si misma
aplicando la desconfianza protocolo
aunque la quimica denuncia transparencias.
Es el orden del tiempo resistiendo a reventar.
Es una contradicción curiosa pero prevista;
... los accidentes son casi imposibles.

La actitud es derramarse hasta la inmunidad
y colocarse en la buena costumbre,
fuera del caracter irresponsable de lo pronto
para que el orden si se vuelva música,
y de ahí, el desliz puro universal,
nuestro proyecto de hermanos.
Ojalá que la subjetividad no asome mucho la cara
con sus penosos gestos objetivos
que de verdad desenfocan el sentido.
Pero la paciencia sabe recuperarse;
es en la repetición donde se cocina la conciencia,
donde se educa a las neuronas
para un real aprovechamiento ontologico.

La sonrisa de los próximos movimientos
y sus consecuencias óptimas
se acomodan a velocidad capricho,
cruzando lo otro.

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